Podemos pensar, podemos aceptar, podemos rechazar. De esto se trata el progreso. Si rechazas cierto pensamiento, yo no diré: “No rechacéis”, sino “Si rechazas, rechaza hasta que alcances el estadio de aceptar”. Es igual que dos personas moviéndose en direcciones opuestas alrededor de este globo, tarde o temprano se encontrarán cara a cara en el otro lado.
Hubo tiempos en el pasado, por ejemplo hace dos mil años, en los que el Maestro espiritual tenía que tratar con los campesinos, porque el Sanedrín o el clero ilustrado no le habrían escuchado. Se veía obligado a hablar a los campesinos, y no podían entrar en discusiones filosóficas con esas gentes incultas que no podían comprender verdades de tipo filosófico. Por lo tanto, dijo: “Creed, creed en el Padre que está en los Cielos”, ¿Por qué dijo “Creed”? Porque las personas eran sencillas, poco cultivadas, incapaces de comprender lo que las sofisticadas mentes de hoy en día pueden entender, por eso enseñó Bhakti Yoga. Bhakti Yoga es desarrollar la fe hasta que esa fe se hace realidad. Y esto es verdad, podéis probarlo en vuestra vida diaria: si creéis en algo con suficiente fuerza, se hace realidad, siempre.
Nunca destruyáis la fe de nadie. Si tenéis fe en un cierto ideal y vuestra fe es sincera, yo os estimularía en esa fe. Si creéis en Jesús, yo no os diría: “Eso es equivocado, debéis creer en Krishna”. Eso sería un terrible crimen perpetrado contra la humanidad. No destruyáis nunca la fe de nadie, hagáis lo que hagáis. Sí una persona tiene una creencia determinada, recordad que es así porque esa persona sólo es capaz de esa creencia en ese momento. Cuando destruyes la fe y la creencia de alguien, le estas sobreimponiendo tus pequeñas creencias personales; destruyendo las creencias de una persona estás poniendo la mente de esa persona en un molde particular y ese molde es tu molde, creado según tu mente y no según el molde Divino.
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